martes, 14 de marzo de 2017

La casa de Bernarda Alba

     Desde que el 8 de marzo de 1945 Margarita Xirgu estrenara en el Teatro Avenida de Buenos Aires por primera vez La casa de Bernarda Alba, muchas han sido las versiones que se han representado de la última obra del malogrado poeta granadino.
     Federico García Lorca terminó de escribir este drama rural el 19 de junio de 1936 (según se cree, lo redactó en tan solo unos días de esa primavera). Unos días después lo leyó ante un grupo de amigos, y en julio, por segunda vez, se hizo una lectura privada. Sin embargo, la prematura muerte del dramaturgo a manos del ejército nacional, el 18 de agosto de ese año, impidió que Lorca pudiese llevar a cabo una concienzuda revisión de la obra, tal y como solía hacer con sus textos para subsanar posibles errores. Incluso Francisco, hermano del poeta, consideraba que, si el escritor no hubiese fallecido, habría cambiado el nombre de algunos personajes.
    Margarita Xirgu, famosa actriz española que había representado con anterioridad varios personajes de obras lorquianas, quiso rendir tributo al poeta español asesinado llevando su última obra a los escenarios. Pero como las condiciones políticas en España no lo permitían, el estreno se produjo en Argentina. De hecho, fue representada en varias ciudades europeas (París, 1945; Estocolmo, 1947; Milán, 1947; Basilea, 1947) antes de que pisara los teatros españoles en 1950. Desde entonces, se han sucedido las versiones e interpretaciones de la última obra de Federico, e incluso ha sido llevada al cine y a la televisión.
    Grandes actrices españolas, además de la citada Margarita Xirgu, han dado cuerpo y voz a los personajes femeninos de este "drama de mujeres en los pueblos de España".  Amparo Reyes, Cándida Losada, Berta Riaza, María Jesús Valdés, Margarita Lozano o Nuria Espert han dado vida a Bernarda, personaje tan viril y complejo que en ocasiones ha sido representado por un actor, como hizo Ismael Merlo en 1976. 
     La Compañía de teatro y danza Paloma Mejía estrenó el pasado 7 de enero su versión de La casa de Bernarda Alba en el Teatro Victoria de Madrid. Aunque no sigue al pie de la letra la obra original, la economía de personajes (no participan la Criada, la Mendiga, las vecinas y mujeres del primer acto, ni Prudencia) y la reducción de fragmentos llevada a cabo no perjudican la línea argumental ni la propia poética del drama. Es más, introducen elementos musicales y danza que le dan un toque muy plástico y visual a una obra en la que predominan el blanco y el negro y que relajan la tensión dramática que domina los tres actos; asimismo, le otorgan una carga vital a las hijas que denota esa fuerza juvenil que aún se debate en ellas.
     Las cinco hermanas son interpretadas con acierto (una de ellas, Martirio, es representada por un actor que afina los gestos femeninos del personaje hasta hacernos olvidar que ella es él), así como el papel de Poncia y de María Josefa. Ahora bien, se puede echar en falta en Bernarda algo más de la rudeza y virilidad que la caracterizan, alcanzando el papel de una auténtica tirana que somete, o al menos eso cree ella, la voluntad de sus hijas.
     En la línea de otras obras adaptadas con éxito por la compañía (Los miserables, El conde de Montecristo, Cirano de Bergerac...), esta representación carece de decorados ampulosos o llamativos adornos que distraigan la atención del público de lo realmente importante: los actores y la palabra. Con acertados y esenciales elementos escénicos obran el milagro de crear una atmósfera real y vívida donde solo hay teatro.
     Realmente merece la pena asistir a esta representación, pues no siempre las versiones lorquianas son llevadas a las tablas con tanto tiento como en esta ocasión. 
     Si desea más información sobre la compañía o la obra, puede acceder a través de este enlace:




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